Fréjus

Como Gautier acaba de obtener su flamante permiso de conducir, estaba impaciente por mostrarnos su destreza como piloto. Así que Ludovic, Anja y yo tomamos valor y nos subimos en el coche de Gautier… Vale, no era realmente su coche, lo rentamos en una agencia cercana a la estación de trenes Nice-Ville. Nuestro destino: Fréjus, una ciudad de la Costa Mediterránea que se encuentra muy cerca de San Rafael.

Rentar un coche es de lo más práctico para descubrir la región. Quizá no es la opción más económica, pero tampoco es una opción excesiva si se considera que llegamos más rápido al destino sin necesidad de depender de los horarios restringidos del transporte público. Para darles un ejemplo, pagamos alrededor de 80 € por un día de alquiler, más el combustible.

Una vez las mochilas en la cajuela, nos acomodamos en el coche y nos dirigimos a Fréjus. En Internet, leímos que el viaje dura unos 50 minutos, así que para pasar el tiempo pusimos un poco de música y cantando arrancamos de buen humor. Ludovic iba como el copiloto oficial, solo au cas où (por si acaso)–como dicen los franceses-.

Los primero que hicimos al llegar fue visitar el puerto. Observamos que se trataba de un puerto bastante animado, pues recientemente se habían hecho trabajos de renovación, por lo que el ayuntamiento de la ciudad había programado conciertos, concursos deportivos, festivales de danza y degustaciones de productos locales.

Después de una breve visita, nos pusimos en búsqueda de un restaurante para probar las especialidades gastronómicas. La ciudad de Fréjus es reputada por su producción de anchoas y por sus “Pavés du Cloître”, un dulce hojaldrado a base de almendras. Ludovic nos explicó que también se producen vinos bajo la denominación AOC (Denominación de Origen Controlado por sus siglas en francés).

De vuelta al coche, nos dirigimos a las ruinas del anfiteatro romano, pues Fréjus es la segunda zona que concentra el mayor número de vestigios antiguos. También visitamos el centro de la ciudad en donde se puede ver la Catedral Saint-Léonce.
Como la catedral está situada en el centro de la ciudad de Fréjus hay que armarse de paciencia para encontrar un estacionamiento. Pero el esfuerzo valió la pena, la catedral es preciosa y está muy bien decorada en su interior. Más tarde, Anja y yo dejamos a los chicos tranquilos en un bar mientras visitábamos tiendas de moda.

Luego de deambular, decidimos regresar a Niza, pues había que entregar el coche a tiempo para evitar un cargo extra.

Oceane©